Aprovechando que el presente año marca el retiro de la actividad del ex capitán del Seleccionado Argentino de Rugby Agustín Pichot, les propongo recordar la gran actuación de Los Pumas en el último mundial disputado en Francia en 2007. Los tries de Corleto, la pegada de Hernández, los penales de Felipe Contepomi y el temperamento de Pichot. Imágenes imborrables que permanecerán en nuestra memoria por mucho tiempo. Porque ellos se lo ganaron. A base de sangre, sudor y lágrimas.
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En ese momento, casi todos los integrantes del plantel gozaba del roce internacional que no muchos equipos tenían, además que en el último año todos habían mostrado un nivel superlativo en sus respectivos clubes, la mayoría de ellos ubicados ni más ni menos que en Francia e Inglaterra. Es por esto que al mundial, Los Pumas no iban de paseo sino que fueron en busca de ese gran objetivo: llegar a las semifinales del certamen por primera vez en la historia. Aunque al mismo tiempo querían cumplir con otra misión de igual importancia. Demostrarle a las máximas autoridades del rugby mundial, que
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Aquí se encuentra la principal razón por la cual la preparación argentina para Francia 2007 fue la más exigente. Partidos previos enfrentando a seleccionados de altísimo renombre, tal es el caso de Inglaterra, Francia e Irlanda por ejemplo (obteniendo muy buenos resultados), como también la preparación física que se realizó en un campo especializado en los Estados Unidos. Los Pumas iban por todo, sabiendo además que para algunos referentes de este plantel, como el capitán Pichot, Longo, Scelzo y Ledesma era su último mundial, sumado a que el técnico Marcelo Loffreda dejaba el seleccionado al término de la competición para sumarse al Leicester inglés.
Aunque existía mucha confianza, la primera instancia era durísima. El Grupo D compuesto por Francia (el local), Irlanda (el último verdugo y casi clásico rival), Georgia y Namibia, sumado a Argentina por supuesto, fue el llamado Grupo de
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Como si fuera poco, el primer escollo era complicadísimo y casi imposible. El 7 de septiembre de 2007, Los Pumas jugaban por tercera vez consecutiva el partido inaugural de
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Los siguientes dos cotejos iban a ser claves para la clasificación a la segunda ronda. Había que vencer a Georgia y a Namibia por punto bonus, es decir convertirles cuatro o más tries. Fueron victorias por 33-3 y 63-3 respectivamente, sufriendo en el primero (el cuarto try se obtuvo en el instante final) y goleando y gustando en el siguiente, no recibiendo tries en contra, y empezando a demostrar, paso a paso, por que éste era el mundial de Los Pumas.
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Una semana más tarde, el 30 de septiembre, los argentinos enfrentaban a Irlanda, quien en los últimos años se había convertido en el más acérrimo rival de Los Pumas debido a principalmente, lo acontecido en los últimos dos mundiales en donde se eliminaron mutuamente (en el '99 ganaron los nuestros y en 2003 los europeos). Argentina triunfó 30-15, con una actuación descollante de Hernández (3 drops) y con dos tries, uno de Lucas Borges y otro de Horacio Agulla (jugador del Hindú local y revelación del torneo). De esta manera, quedamos primeros en el grupo más complicado del torneo y evitamos en los cuartos de final a los All Blacks de Nueva Zelanda, que a esa altura no era poca cosa.
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En la primera fase, se dieron algunos hechos previsibles y alguna que otra sorpresa. Por supuesto la cómoda clasificación de Nueva Zelanda, Sudáfrica (con victoria incluida sobre Inglaterra por 36-0) y Australia; pero también la temprana eliminación de Irlanda y Gales, la clasificación de Fiji, y el inesperado segundo puesto en su grupo del local, Francia.
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En cuartos, nos esperaba Escocia, quién sufrió para clasificarse venciendo ajustadamente a Italia. Argentina, con try incluido de Gonzalo Longo, le ganó 19-13, y consiguió por primera vez el pasaje a las semifinales del mundial, para de esta manera,ubicarse entre los mejores cuatro equipos del mundo.
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Por otro lado, Francia sorprendió a todos y en Gales (aunque parezca increíble) derrotó a los poderosos All Blacks. También, Australia fue eliminada a manos del defensor del título Inglaterra, quien venía teniendo un nivel bajísimo pero con el retorno de Jonny Wilkinson se vio fortificado y fue verdugo nuevamente como en la final de 2003 de los Wallabies. Por último Sudáfrica venció sin sobrarle nada a Fiji.
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En semis, el nerviosismo y la ansiedad nos jugaron una mala pasada y quedamos fuera de la discusión por el título. Montgomery y Habana fueron demasiado para nosotros y finalmente nos dejaron sin final, al derrotar a Argentina por 37-13 (el único try argentino vino de la mano de Manuel Contepomi). Además, Francia recibió otro cachetazo al ser derrotado por una resurgente Inglaterra, quedando de esta forma eliminados de “su” mundial.
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Pero nuestros Pumas todavía tenían guardada su mejor función. Por el partido por el tercer y cuarto puesto, ese encuentro que nadie quiere jugar, Argentina juntó fuerzas para alcanzar algo más importante que un simple cotejo “por el honor”. La premisa era entrar en el podio y demostrar que la albiceleste está entre los mejores del mundo a nivel rugby.
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Y así fue. El 19 de octubre en el Parque de los Príncipes, Los Pumas bailaron a los galos y le ganaron otra vez en su tierra. 34-10 fue la victoria y la reconfirmación que dice que Argentina está por encima de muchas potencias de este deporte. Los tries de otro triunfo colosal, los hicieron Felipe Contepomi en dos oportunidades, Omar Hasan, Federico Martín Aramburu e Ignacio Corleto. Linda y acorde despedida para un equipo con todas las letras y virtudes.
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Quizás quedó la espina clavada del partido con los Springboks, donde se jugó mal y se cometieron errores muy infantiles. Pero la imagen de Los Pumas (nuestros Pumas) en el mundial verdaderamente fue esta, la del último compromiso. La del buen juego y la del sacrificio y trabajo en equipo. Sudáfrica venció a Inglaterra en la final y fue por segunda vez campeón. Pero para nosotros y para varios de los grandes conocedores y sabios del rugby, la Copa del Mundo del 2007 se tiño de celeste y blanco, y casi todos los rivales se volvieron a sus países con una Garra Puma marcada en el pecho. ¿Valió la pena refrescar la memoria y recordar semejante hazaña? Seguramente sí.
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