
Partidos como el 4-1 a Racing en el Cilindro, el 3-0 a Lanús en el Ducó, ó el 4-0 a River también en el Palacio jamás se van a borrar de nuestras mentes. En dichas tardes, el Globo dio clases magistrales de fútbol, llegando al extremo de hacer llorar de emoción a algunos presentes en el estadio. Los Ángeles de Cappa generaron eso. Amor y admiración al fútbol bien jugado. Finalmente, el conjunto de Parque Patricios fue segundo del gran Vélez de Gareca en el Clausura. Un accidente que de ninguna manera empaña el sentimiento que dejó en el futbolero argentino.

Un equipo completo, equilibrado en todas las líneas. Su defensa, encabezada por Mariano Andújar desde el arco y con Schiavi y Desábato en la zaga central, formaron una auténtica muralla para sus rivales en la Copa. Braña y Benítez en la línea media fueron la contención y la pegada respectivamente, mientras que Verón fue el jugador determinante, el capitán del barco. La Bruja la rompió, y Mauro Boselli y la Gata Fernández resultaron incontenibles en el ataque.
La espina fue el Mundial de Clubes, en el que el Pincha sin dudas fue desmantelado en comparación al equipo que se quedó con la Libertadores. Andújar, Schiavi y Fernández, auténticos valuartes del campeón de América partieron y el equipo lo sintió. Igualmente, al León nadie le quita lo bailado. Porque el León, acá y allá, rugió más que nunca.

Sebastián Domínguez y la revelación del año, Nicolás Otamendi, tuvieron una temporada fantástica, al igual que el capitán Fabián Cubero, y el tridente de ataque, Maxi Moralez, Jonathan Cristaldo y el uruguayo Hernán Rodrigo López (delantera fortalecida en julio con el arribo de Leandro Caruso).
Sin dudas Vélez, a ésta altura "el sexto grande del fútbol argentino", fue un gran campéon del Clausura, y estuvo a punto de llegar a las semifinales de la Copa Sudaméricana, si no fuera porque Liga de Quito se cruzó en el camino antes de tiempo. Otro equipazo el Vélez de Gareca, que seguramente dará pelea el año próximo.

Walter Erviti se vistió de conductor, Luchetti, Méndez y López le dieron seguridad en la última línea, el colombiano James Rodríguez le otorgó dinámica al medio, y Silva y Santiago Fernández, la pareja yorugua, fue la más peligrosa del campeonato. ¡Salud Taladro!




