Con una sencillez y humildad muy poco frecuentes en el mundo del fútbol de hoy, sumado a sus grandes cualidades como futbolista, Rodrigo Palacio se ganó el cariño de la gente, ese que va más allá de los colores de la camiseta. Su carrera fue en aumento, y en muy pocos años, casi vertiginosamente, el bahiense pasó de verse con la camiseta de Bella Vista, a vestir la casaca de uno de los clubes más importantes del país y del mundo, Boca Juniors. Delantero veloz, punzante, con desborde y gol. Ese es Palacio. Ese es el jugador que destella a hinchas propios y rivales, siendo figura domingo tras domingo. Aunque esta claro, la "Joya", fuera de un campo de juego, en la cotidianidad, es mucho más figura todavía. Y dentro de él, de más está decir que Rodrigo es cosa seria. De Bahía Blanca, al mundo...
- En Báhía Blanca, un 5 de febrero de 1982, llegaba al mundo Rodrigo Sebastián Palacio, quien luego se convertiría en uno de los deportistas más reconocidos de nuestra ciudad. La Joya ya desde muy chico, comenzaba a demostrar sus grandes dotes para el deporte, aunque sus dos pasiones siempre fueron, el fútbol y el básquet. Con la de cuero comenzó su carrera en el club de sus amores, Bella Vista, mientras que a escasos metros de su casa, en La Falda, Rodrigo empezaba a dar sus primeros pasos con la anaranjada. Aunque para muchos allegados, el bahiense se las rebuscaba bastante bien en el deporte de los cestos, un día sintió la necesidad de decidirse por que optar, debido a que la edad le demandaba enfocarse de lleno en una sola actividad, ya sea por horas de entrenamiento, partidos y demás razones. Rodrigo (afortunadamente) no falló en su decisión y siguió haciendo goles y gambetas: "empecé a jugar las dos cosas, uno cuando es chico juega a todo, mi papá (José Ramón "el Gallego" Palacio) jugaba en Olimpo, y yo tenía el club La Falda a una cuadra, y ahí había básquet. Después, al tener una familia futbolera también jugaba al fútbol y entonces hacía las dos cosas paralelas hasta que un día llegué a la primera de fútbol en Bella Vista y tuve que elegir por una de las dos porque ya era un compromiso, una responsabilidad. Elegí el fútbol y dejé el básquet". Y además de tomarse la actividad con muchísima seriedad, el "Rayo" (como también lo llaman) siempre quizo seguir los pasos de su padre José Ramón: "porque a pesar de que el básquet a mí me gusta mucho, yo quería jugar al fútbol. Al ser mi viejo futbolista yo quería seguir los pasos de él". Y vaya si cumplió al pie de la letra con su anhelo desde chico...
Ya insertado en el universo futbolero, en el año 2002, Bella Vista que contaba en sus filas con Palacio, quien era una de las figuras del equipo, termina segundo en la zona sur del Torneo Argentino B. El conjunto Gallego obtiene el derecho a participar en un repechaje para ascender al Argentino A y se enfrenta a Cipolletti de Rio Negro, aunque los últimos se mantienen en la categoría ganando en los penales. Rápidamente, Huracán de Tres Arroyos, equipo en el que había jugado su padre, le hecha el ojo y lo compra para disputar el certamen de la B Nacional, el segundo escalafón del fútbol argentino. Juega 53 partidos y conquista 15 goles, mostrando un nivel de juego notable que hace que varios equipos de Primera División de nuestro país, e incluso algunos clubes del exterior se fijaran en él. Es por esto que a principios de 2004 viaja a Europa para incorporarse a una filial del Real Betis en el ascenso español, estando quince días a prueba y cumpliendo con las expectativas del club. Le solicitaron que volviera en junio de ese año, pero surgió la propuesta de Banfield y no regresó. Julio César Falcioni, el técnico del Taladro en ese entonces, fue criticado por los hinchas debido a que le exigían que contratara a jugadores de más renombre, aunque Rodrigo en base a fútbol y goles, les taparía la boca absolutamente a todos, siendo una pieza vital en el andamiaje de unos de los equipos más importantes en la historia de la entidad del sur de Buenos Aires, llegando por primera vez a los cuartos de final de la Copa Libertadores de América en 2004. Y eso que lo mejor estaba por venir...
En el verano de 2005, Rodrigo Palacio cumple su sueño de incorporarse al poderoso Boca Juniors, convirtiéndose rápidamente en una de las grandes figuras del equipo por entonces dirigido por Jorge Chino Benítez, marcando en sus primeros dos partidos con la azul y oro, dos goles, a Independiente (de chilena) y a River, respectivamente. “Cuando me llamaron de Boca no caía en mi asombro, tardé en creerlo. Todo pasó muy rápido y en poco tiempo. No terminaba de disfrutar una cosa que venía otra" decía la Joya. Igualmente, pese a no haber tenido un primer semestre positivo, debido a que no se obtuvieron los resultados esperados, en la segunda mitad del año su habilidad y sus goles (fue el máximo artillero del equipo) fueron fundamentales para que el conjunto orientado tácticamente por Alfio Basile consiguiera el Torneo Apertura y la Copa Sudamericana. Al año siguiente, brilló con goles para la consagración de su equipo en la obtención del campeonato Clausura 2006, convirtiendo un gol importantísimo en el partido de la consagración frente a Independiente, en condición de visitante. La dupla con Martín Palermo ya era de temer, a tal punto que Guillermo Barros Schelotto, idolo boquense y referente futbolístico de Palacio, tuvo que ser relegado al banco de suplentes debido al gran nivel en ascenso que mostraba el punta bahiense. En el mes de septiembre convirtió tres goles para la obtención de la Recopa Sudamericana 2006 ante el San Pablo brasileño, dos de local en la Bombonera y uno vital en el Morumbí cuando Boca estaba perdiendo 1-0, resultado que dejaba fuera al conjunto argentino.
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En 2007 y después de haberse consagrado junto a Mauro Zárate de Vélez como máximo goleador del Apertura '06 con 12 tantos, Rodrigo obtuvo lo que es quizas hasta el día de hoy el título más importante de su carrera, la Copa Libertadores. Certamen en el que junto a Palermo y Juan Román Riquelme fue decisivo en todos los partidos de la competición donde marcó importantes goles, como el primero en el partido de ida de la final en La Bombonera frente a Gremio de Porto Alegre de Brasil, encuentro en el que Boca sacó una gran ventaja de cara al desquite en tierras verdeamarelas, venciendo 3-0. Durante la segunda mitad de 2007, ni él ni su equipo tuvieron una actuación sobresaliente, pero al menos pudo ser la figura del subcampeonato del mundo obtenido en la final del Mundial de Clubes Japón 2007, al convertir el empate transitorio 1-1 ante el Milan italiano. Además fue galardonado con el Balón de Bronce (tercer mejor jugador de la competición), compartiendo el podio con el brasileño Kaká y el holandés Clarence Seedorf. Ya en el presente año, Palacio siguió demostrando en Boca porque es uno de los mejores jugadores argentinos de la actualidad, cuestión que derivó que se llegue a rumorear una posible venta al Barcelona de España y a la Lazio de Italia, por un monto de 18.000.000 de euros. Sin embargo, el bahiense decidió seguir ligado al menos por un tiempo más, a la entidad xeneize. "Boca es increíble", dice Rodrigo, "me gustaría quedarme a vivir acá, pero a veces surgen ofertas que no se pueden dejar pasar. Por ahora estoy muy bien en Boca, aunque para un futuo me gustaría jugar en las ligas de España, Italia o Inglaterra". En lo que va del 2008, a pesar de haber cumplido grandes actuaciones en la Copa Libertadores, como en la victoria 4-2 frente a Colo Colo de Chile en el que quizás fuese el mejor partido de Rodrigo Palacio con la camiseta de Boca, el equipo dirigido por Carlos Ischia se quedó en la puerta de un nuevo título al ser eliminado en semifinales por el Fluminense brasileño. Pero pocos meses más tarde y con dos goles como aporte, Boca y el Rayo alzaron una nueva copa al vencer a Arsenal de Sarandí por la Recopa Sudamericana. Con respecto a su evolución futbolística con el pasar de los años, su regularidad y la experiencia y el roce internacional adquirido, el delantero opina "uno nunca termina de aprender, siempre hay cosas por pulir. Pero obvio que crecí, me nutrí de muchas cosas. El nivel cada vez es superior y se hace cuesta arriba, pero me siento un jugador más completo que cuando lo hacía en Bella Vista”.
Tanto gol, tanta gambeta, tanto desborde y tanta defensa rival desorientada, hizo que Rodrigo Palacio siga escalando hacia niveles impensados. Después de Boca, inmediatamente llegó la Selección Nacional, el equipo de todos. Su debut con la celeste y blanca fue el 9 de marzo de 2005 contra México, partido en el que Argentina y el combinado azteca igualaron en un gol. El 26 de marzo de ese mismo año la Joya jugó frente a Bolivia en la victoria 2-1 por las eliminatorias para el Mundial de Alemania 2006, evento del cual terminaría formando parte del plantel. En su debut en la Copa del Mundo ingresó al minuto 64 en el primer partido de la fase de grupos con su selección (la cual se encontraba en el Grupo C), ante Costa de Marfl. El resultado fue victoria 2-1 consiguiendo así los primeros tres puntos en el torneo. "Tuve la suerte de formar parte de la selección y la verdad es que jugar el Mundial fue todo un sueño para mí, un orgullo como jugador y persona"; y agrega, "fue una experiencia única. Convivir con los mejores jugadores argentinos fue de lo mejor que me ocurrió en mi carrera. Yo estaba acostumbrado a verlos en la tele y de pronto tenerlos de compañeros fue increíble". El 15 de junio de 2008, y después de haber obtenido el subcameponato en la Copa America de Venezuela 2007, disputó su primer partido por las eliminatorias para el Mundial de Sudáfrica 2010. Jugando de local ante la selección de Ecuador, el delantero entró en el minuto noventa con el marcador 0-1 en contra, y segundos antes de la finalización del mismo anotó el gol del empate tras la asistencia de su compañero de ataque Sergio Agüero. Éste fue el primer gol oficial que convirtió representando al seleccionado de su país.
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Sin dudas que para Palacio, Boca ha sido importantísimo en su carrera deportiva, y su paso al club de la Ribera fue un cambio rotundo con respecto a sus aspiraciones futbolísticas. Pero a pesar de acostumbrarse a ganar campeonatos con la camiseta de Boca, y que por ende la única palabra que sirve en un club como éste no es otra más que GANAR, el bahiense fiel a su estilo, no dramatiza en un mundo tan exitista como el que vivimos, y mantiene simpre los pies sobre la tierra. Por eso mismo, Rodrigo también es valorado, "porque no se la cree", y porque sigue siendo el mismo chico, simple y de barrio. Su presente, no lo cambió en nada. Ni siquiera su exposición en los medios logró sacarle la timidez: “Ahora no puedo hacer casi nada, porque en cada lugar donde voy me conocen y yo soy muy tímido. Me siento incómodo, pero nada más; sigo siendo el mismo chico de siempre. Soy bastante casero, así que no salgo mucho”.
¿Que más se puede decir de Rodrigo que no se haya dicho? Si hasta su rendimiento dentro de una cancha de fútbol hizo que el bahiense sea comparado con Claudio Paul Caniggia, uno de los máximos ídolos que ha dado la rica historia del fútbol argentino, a quien en primer instancia se lo apodó "El hijo del viento". Palacio, ante todo, es humilde. Por eso cuando lo inetrrogaron por su parecido al "Pájaro" el respondió, "¿Yo parecido a Caniggia? Uff, nada que ver. Él era mucho más rápido que yo. Un gran jugador que ganó cosas muy importantes. Yo recién estoy comenzando mi carrera". Cuando algunos que "dicen saber de fútbol" lo acusan de "errar muchos goles" (a pesar que los números indican que es el jugador que más situaciones de gol genera en el fútbol argentino, teniendo incluso en porcentaje de goles sobre partidos jugados mayor eficacia que grandes futbolistas, como Guillermo Barros Schelotto, Marcelo Delgado, Diego Latorre, Daniel Bertoni, y el mismo Caniggia), el Rayo calladito sigue haciendo de las suyas en el área rival. Palacio, es un delantero de aquellos señores. Es de los pocos que pueden romper una defensa cuantas veces se le antoje. Es el que aparece cuando su equipo más lo necesita. Ese es Rodrigo Palacio. Y es nuestro orgullo bahiense. Y por supuesto que para nosotros y muchos más, es el nuevo "Hijo del viento".
Uno de los máximos artífices de la última “Generación Dorada” del básquetbol argentino, Juan Ignacio Sánchez, en una charla bien profunda sobre como se entrelazan el deporte y la vida misma. Como asimilar las victorias, y los fracasos. Las amistades, y los talentos deportivos. Sus años en los Estados Unidos y en Europa. La de Pepe, sin dudas, es una experiencia de vida enriquecedora en todo sentido.
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Juan Ignacio Sánchez, más conocido simplemente como “Pepe”, es uno de los mejores basquetbolistas argentinos de los últimos 25 años. Con él en la base, el seleccionado nacional obtuvo el mayor galardón de todos los tiempos al ganar la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Pero sus virtudes no sólo están vinculadas al deporte de los cestos. Sánchez es un triunfador en la vida. Con tan sólo 19 años, dejó su país para viajar hacia EEUU para iniciar sus estudios en Historia y Filosofía en la Universidad de Temple, al mismo tiempo que jugaba en el equipo de dicha institución. Con esfuerzo y sabiduría, Pepe logró ser el primer argentino en jugar en la NBA al ser contratado por los Philadelphia Sixers a fines del año 2000. Base pensante, gran asistidor y de mucha personalidad, de esos que no abundan en los tiempos que corren. Solidario con el equipo en defensa, siendo uno de los mejores reboteros cuando la situación del partido lo requiere. Con la misma simpleza que caracteriza al juego que Sánchez despliega en la cancha, es cómo el vive la vida. Sin dramatizar.
- Con la humildad y el temple que lo caracteriza, Juan Ignacio Pepe Sánchez dispuso a comenzar la conferencia llevada a cabo en el Aula Magna (propiedad de la UNS) el 11 de junio pasado, en la que se trataron diferentes asuntos propios de la cotidianidad, aunque la temática principal de la charla se basó entorno a dos conceptos: el DEPORTE y la VIDA. Y para hablar de estas dos temáticas, Pepe es todo un experto, debido a que sabe como asimilar, como actuar, y como reflexionar, ante estas facetas importantísimas de la existencia de todo ser humano. Porque no todos saben como vivir, y no todos conocen el verdadero sentido del deporte, que va más allá de un simple triunfo. En el mundo “exitista” en el que vivimos, el juego y el deporte, no son una excepción, sino que sólo predomina la frase “GANAR O GANAR”, como en tantas otras situaciones de la vida. Por eso, una persona que desdramatiza a aquello que es necesario quitarle presión, es para valorar. - ¿Tienen algo que ver la personalidad de una persona con la manera que juega? - “Sin dudas. Uno juega como vive. Es raro que alguien no sea en la vida como en la cancha. Si una persona es egoísta en el campo de juego, seguramente lo será afuera y viceversa. También están los jugadores generosos y demás”. - ¿Y en tu caso? - “Es muy importante el grupo. Quién está al lado mío tiene que sentirse bien, para que así se potencie. Quizás hay veces que uno tiene que ser egoísta, porque la vida lo requiere y el equipo también. Pude haber sido más egoísta, aunque no me arrepiento de nada. Mi función fue siempre jugar en equipo, y hacer jugar al equipo”.
- Volviendo a uno de los temas principales mencionados anteriormente, a Sánchez lo caracteriza el sólo hecho de cumplir objetivos, y no ser el mejor. Valora algo que en los días que corren no es muy tenido en cuenta. “Hay que intentar ganar” dice, “pero lo más importante es el camino para llegar a la victoria”.
¿Existen ganadores y perdedores en el deporte? - “No creo en eso. Yo pienso que hay que tener actitud para ganar, eso es lo más importante. Es mucho más ganador un equipo que construye con poco y que llega al máximo de su potencial. Ser tildado de ganador o de perdedor para mí es totalmente injusto”.
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Para no perder el sentido del mensaje que intenta dar el base bahiense, Sánchez desarrolla aún más esta temática fijando claramente su posición, y siendo más profundo en sus palabras (quizás tan profundo como sus pases a la zona pintada que son puñales para la defensa rival). “Las victorias son más difíciles de asimilar. El objetivo por el que tanto luchaste, lo tenés en tus manos y te sentís vacío. Por eso creo que siempre se aprende más de la derrota debido a que sentís la necesidad de superarte, te da energía para cumplir con el objetivo planteado”.
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¿Pero no sentís la necesidad de ganar?
- “Sí más vale. Tengo un apetito deportivo muy grande, adentro de la cancha le quiero ganar a cualquiera; aunque lo que más valor tiene es el camino. El básquet se basa más en la superación que en el deseo. Y mi deseo justamente es tener un objetivo fijo, dar el mayor de mis esfuerzos para obtenerlo, y sentirme respetado. Con el tiempo, aprendes cosas que superan al hecho de solo ganar”.
- ¿Y que sentimiento te provocó la no-renovación de contrato por parte del Barcelona sabiendo que le rendiste dentro de la cancha y luego no obtuviste el reconocimiento que esperabas? ¿Ahí sentiste que perdiste?
- “En un principio me generó desilusión por supuesto. Aunque después lo tomé como un hecho más en mi carrera. Yo di todo por esa camiseta y no me guardé nada. Por suerte apareció una institución tan importante como el Barça, como lo es el Real Madrid. Se puede decir que seguramente lo sufrió mucho más mi familia que yo, ya que estábamos muy cómodos en la ciudad. Aunque por mi parte, si me hubiera pasado a los 20 años, seguramente sería un golpe duro en mi carrera. Ahora, a los 31, con la experiencia acumulada, no es tan dramático. Son cosas que pasan.”
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De más está decir que su experiencia de vida en los Estados Unidos es digna de ser escuchada. A los 19 años armó las valijas y partió hacia ese nuevo mundo, buscando gloria deportiva, pero también una carrera universitaria que le asegure un futuro. -
¿Cuáles son los valores positivos y negativos de la cultura norteamericana?
- “Con respecto a lo negativo volvemos a lo de antes. Se compra lo individual, no lo colectivo. Los que venden más camisetas no son los que finalmente ganan. Los Spurs deben ser los que menos merchandising venden, y sin embargo son a los que mejor les va. En EEUU importa el jugador, no el equipo. Primero vos, después el equipo. O sos ganador, o sos perdedor. Sino, no entras en el sistema. De hecho yo no entré”.
¿Y en cuanto a lo que se puede valorar y destacar?
- “Lo estructural es fantástico y que no todo es consumo como se dice habitualmente. Te dan todo, no te dejan justificarte. Y que no te falte nada, te genera más facilidad para destacarte en lo que hacés, por eso no tenés excusas. No todo es negativo, que quede claro. Hay un antes y un después de mi estadía en Temple. Fue muy bueno para mi, a nivel jugador y persona”.
A Pepe Sánchez, además de lo demostrado adentro de un estadio de básquetbol, lo que lo llevó a ser reconocido sin límite de distancias, fue su manera muy particular de ver todo lo cotidiano. Y a pesar de no estar mucho en el país, tiene una opinión fija a cerca de los clubes y la juventud actual: “Es más difícil vivir en los clubes como lo hacíamos nosotros. Los chicos de ahora tienen muchas más actividades. Hay que vaciarlos a los jóvenes, no abrumarlos. Los clubes al igual que el colegio socializan, hacen un trabajo social muy importante, y eso es algo que no se puede perder de ninguna manera. Cuanto más diversificas, se obtiene menos consistencia, y los chicos no se pueden destacar en una actividad en particular porque no le pueden dedicar el tiempo que se necesita para perfeccionarse. El club no tiene la culpa de eso, sino el entorno. Por eso hay que mezclar lo pedagógico con lo atlético, juntar el colegio con el club. Para esto, hay que comenzar a buscar los medios, para tener una estructura apta para que los chicos se puedan desenvolver como merecen. También, de más está decir, el Estado debe hacer lo suyo.”
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¿Qué pensás sobre la presión que ejercen los padres sobre los hijos? - “El padre que le dice al hijo que ‘tiene que ser como...’, no transmite ciertos valores vitales, y le inculca responsabilidades injustas. Así, el chico vivirá presionado y nunca se superará”. - Por último, y para meternos de lleno en lo estrictamente deportivo, Pepe nos da una reflexión sabia a cerca de que es el talento en un deportista: “El talento es sacrificio, agrandarte en situaciones complicadas. Tener una mentalidad fuerte, capacidad de trabajo y dedicarle tiempo al mismo. Saber asimilar los errores y explotar al máximo las virtudes. Ese es el talento, que tiene que ver además de lo técnico con lo mental. De hecho muchos jugadores más virtuosos que yo quedaron en el camino. Por eso, nunca hay que escuchar al que te dice ‘no podes’, debido a que el instinto de superación es lo más importante que tenemos”.
Cuando hablas de explotar las virtudes propias, lo tuyo son las asistencias...
- “Puede ser. La asistencia es la lectura de una totalidad. Con el tiempo todo se clarifica, se empiezan a ver situaciones, aunque también hay que tener en cuenta que no todos los días estas inspirado. Intento ser visionario. Veo, a través de la intuición, vacíos que no están cubiertos. Es fascinante ver situaciones tan claras y tan precisas. El espacio vacío es una posibilidad, y hay que intentar llenarlo. La asistencia es un arte más que una producción. También me siento bien defendiendo, creo que en ese rubro le soy importante al equipo en muchos sentidos”.
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¿Qué le hubieras sumado a tu juego?
- “Quizás el hecho de ser más productivo, más estadístico. Me dediqué más a lo abstracto, que a cosas que ya están inventadas y que te pueden dar más resultado. La repetición me aburre, por eso fui el que fui.” -
¿Pensás en el retiro? ¿Qué extrañarías al momento de dejar el básquet?
- No extrañaría el vestuario por ejemplo, no soy un fanático como otros. Tampoco los entrenamientos. Si me daría nostalgia aquellas experiencias que no se repiten, aunque el que no asume el retiro, no se retira nunca. Eso tiene mucho que ver con el ego de la persona. Si dejás la actividad, no vivas de los recuerdos. Por eso, la profesión hay que dejarla ir de a poco, y a la vez ir asumiendo cosas de la realidad”.
La decisión de Juan Ignacio Sánchez de dejar de formar parte de la Selección Argentina en vísperas a los compromisos que afrontó el combinado nacional en el presente año (principalmente los Juegos Olímpicos de Beijing), sorprendió a propios y extraños. Aunque el, muy abierto a la hora de responder las preguntas que se le efectuaron, prefirió no hacer mucho hincapié en el tema acotando solo que “fue una decisión muy complicada dejar la selección porque a este equipo lo armamos nosotros, aunque sentí también que para mí era un ciclo cumplido, y que ya había dado todo de mí”.
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El es así, es Pepe. Es quien a través de sus años en el básquet ha demostrado que lo más importante no es la individualidad, sino el trabajo en conjunto; y que la vida es lo mismo que el deporte, uno actúa fuera de la cancha como lo es dentro de ella. El ser uno mismo y defender a rajatabla los valores inculcados desde la infancia, es un ejemplo sano para todos los jóvenes que desean encausar un camino en la vida, que según Sánchez, es lo vital para obtener el éxito. Es quien hizo que la asistencia sea tan valorada y festejada, como cualquier conversión individualista, llevando esa simple situación del juego, a la calle, a la vida en sociedad. Es, sin dudas, quien vive, como juega. Y eso, nadie lo discute.
Ferro Carril Oeste, un club de barrio que fue modelo en la década de los '80 por su calidad dirigencial y sus logros deportivos, y que en la actualidad se encuentra sumergido en una profunda crisis. Una humilde institución que en sus "tiempos dorados" logró lo que, hasta ese momento, parecía imposible: cortar con la total hegemonía de los clubes más poderosos. Una historia marcada por grandes triunfos y duros golpes, merece su espacio. Una pasión surgida en el corazón del barrio de Caballito, y bien teñida de verde... -
Si en cualquier café del país se establece una charla entre "futboleros de ley", y si el tema en cuestión es repasar cuales fueron los clubes que marcaron una época, Ferro y los ’80 sin dudas, son dos gotas de agua. Un club humilde fundado el 28 de julio de 1904 por noventa y cinco empleados del ferrocarril, que se reunieron en una asamblea y decidieron nuclearse para jugar al fútbol. La primera camiseta fue blanca con una banda oblicua roja y un corazón rojo en su pecho, que fue cambiada 4 años después por una marrón con los puños y el cuello celeste, obsequiada por la tripulación de un barco inglés que disputó un partido amistoso contra el equipo. Pero a partir de 1909, debido a los malos resultados y como símbolo de un futuro mejor, adoptaron el color verde, que identificaría a la entidad de Caballito de por vida. De allí mismo surge el apodo “los verdolagas”. Ascendió a Primera División en 1912 y fue en 1931 uno de los pioneros del Profesionalismo, además de otorgarle a lo largo y a lo ancho de su historia, grandes futbolistas a nuestra selección nacional, tal es el caso de Jaime Sarlanga, Silvio Marzolini, Antonio Roma, Gerónimo Saccardi, Oscar Garré, Alberto Márcico, Héctor Cúper y Roberto Fabián Ayala, entre otros.
Ferro, desde el vamos, siempre se caracterizó por pelear en las últimas posiciones, pero desde el subcampeonato obtenido en el Metropilitano de 1981, impuso presencia y marcó un estilo, en un fútbol tan competitivo como el argentino. Ganó títulos, y despachó a los equipos con mayor historia y renombre. El cambio que la institución "verde" impuso a comienzos de la década del 80’, fue una de las causas principales que marco el fin del lirismo en que se sumergía el fútbol argentino desde fines de los años ’60. Este tipo de política futbolística se caracterizaba por una vuelta a las fuentes, es decir, volver a desarrollar dentro de la cancha un juego más vistoso y de ataque, basado en una estrategia de vocación ofensiva, luego del periodo en que las técnicas defensivas implementadas luego del mundial de Suecia en 1958, se apoderaron del fútbol argentino. La llegada de Carlos Timoteo Griguol a Ferro y de Carlos Salvador Bilardo a Estudiantes de la Plata, discípulos de una escuela que tenia la táctica como estandarte (Spinetto y Zubeldia), propició un cambio muy grande, ya que la "mecanización" que lograron sus equipos, fue la carta más importante para llegar a lo mas alto del fútbol nacional. Sus equipos no lucían, pero eran muy efectivos y ordenados. Con respecto al ámbito institucional, una de las claves de la evolución del club, fue darle más importancia a través de sus dirigentes al cuidado de las divisiones inferiores, como también contar con un grupo dirigencial comprometido con la causa, que no trabajaba basándose en lograr beneficios propios, sino pura y exclusivamente por el bien de la institución y por amor a la camiseta, siendo comandado a la perfección por su presidente Santiago Leyden. - Éste, logro mantener una política austera y responsable que caracterizó a Ferro durante su historia, en contraposición a las administraciones de los conjuntos denominados "grandes", quienes en busca de jugadores para mantenerse en los primeros planos, embargaron su futuro, al igual que muchos inversionistas debido a la gran crisis económica que sufría el país, principalmente recién finalizado el Gobierno Militar (el deterioro político y económico del país llevó a Boca Juniors y a River Plate, por ejemplo, a tener que desprenderse de sus máximas figuras: Diego Armando Maradona partió de Boca al Barcelona, y Ramón Díaz y Daniel Alberto Passarella de River al Nápoli y a la Fiorentina, respectivamente, para saldar sus deudas). - Ferro Carril Oeste, en una época en la que en la Argentina no existían procesos serios encaminados al bien común, basándose en el sacrificio y el orden, logró llegar a la cima del fútbol nacional, obteniendo los certámenes nacionales de 1982 y 1984, lo que demandó que “los verdolagas” sean considerados los precursores de un gran cambio en el deporte que más nos identifica a los argentinos. Gerónimo Cacho Saccardi, Carlos y Héctor Arregui, Héctor Cúper, Oscar Garré, Juan Rocchia y el Beto Alberto José Márcico fueron algunos de los baluartes de éste equipo que hizo historia y que, más importante aún, fue un ejemplo a seguir, a tal punto que por aquellos años de gloria, Ferro llegó a la suma de 48.000 socios, además de contar con uno de los estadios más cómodos del país, el Arquitecto Ricardo Etcheverry. “Ese Ferro campeón es inigualable. Hoy sería mucho más difícil lograr lo que nosotros hicimos. Con la cuestión de las ventas todo lo complica. - El ejemplo de Ferro en los ’80 es el reflejo de los trabajos a largo plazo, cosa que no se respeta en la Argentina de hoy”, dice el gran Griguol. Juan Rocchia, por su parte, agrega “el éxito de ese Ferro se basaba fundamentalmente en lo que pretendía Griguol y en la preparación física. Todos los equipos hacían pretemporada, pero como la nuestra ninguno, a veces eran hasta dos pretemporadas por año, cosa que se copió más tarde. Eso repercutía mayormente en los segundos tiempos. Y el respeto y la seriedad en el trabajo eran nuestros pilares”.
El domino verde no solo se vio reflejado en el fútbol, sino que los títulos y galardones llegaron también en el voley logrando cuatro dobletes consecutivos en Liga Nacional y en el Campeonato Sudamericano (1986, ’87, ’88 y ‘89); y principalmente en básquet con tres Ligas Nacionales (1985, ’86 y ‘89) y tres Campeonatos Sudamericanos (1981, ’82 y ‘87) con Miguel Ángel Cortijo como una de sus máximas figuras y dirigido técnicamente por un revolucionario del deporte de la anaranjada en nuestro país, propulsor de la Liga Nacional, León Najnudel. Ferro, sin dudas, era cosa seria.
Aunque a pesar de tantos festejos y epopeyas deportivas e institucionales, bien pegada a la mejor etapa de Ferro de su historia, llegó la peor, la impensada. Los años ’90 fueron los que le quitaron a la entidad de Caballito “la fórmula del club ideal”. Las finanzas comenzaron a flaquear, los socios cada vez eran menos y la inflación arrasaba al país. El período de decadencia de Ferro, originado por una sumatoria de malas administraciones, se resume con el peso de los números: en 1981 se había alcanzado el récord de 48.000 socios; hoy son sólo 12.800 (9.800 activos y 3.000 vitalicios). Además, en los buenos años se formaban largas colas para anotar a los niños en las famosas colonias "Vacaciones Alegres", que superaban los 8.500 inscriptos; mientras que en la última colonia de verano apenas hubo 1.500. En la época de oro, los balances siempre cerraban y las obras en el club se multiplicaban. Por estos días, no hay margen para las obras, y la palabra “Pasivo” merodea cotidianamente en los pasillos de la institución. -
Con esta realidad económica, Ferro tuvo que luchar contra viento y marea para permanecer en la elite del fútbol nacional, hasta decretarse el inevitable descenso en el año 2000, cayendo al año próximo de la B Nacional a la B Metropolitana, la tercera categoría del fútbol argentino. En 2003 y después de mucho sufrimiento, el verde pudo retornar al segundo escalafón siendo éste, un pequeño consuelo después de trece años plagados de derrotas deportivas, y de las otras…
“Cuando Ferro bajó las dos categorías estaba muy triste, me dolía muchísimo. Ahora al menos se pudo mantener en la B Nacional, y quizás dentro de poco pueda retornar a Primera, porque su historia lo indica, y porque su gente lo merece” afirma el “Beto” Alberto José Márcico, el último ídolo que tubo la institución verde, aunque al mismo tiempo agrega “el club todavía está muy lejos de ser el que fue”. Para colmo de males, el básquet y el voley de Ferro desaparecieron de los primeros planos, convirtiéndose en un puñal más (y van...) al corazón de los simpatizantes verdolagas.
Muchos intentarán buscarle una respuesta al porqué del declive de Ferro. Un club que fue un verdadero ejemplo, no solo para el deporte local, sino que fue conocido y admirado sin límite de fronteras. Una institución que, como muchas otras, la realidad del país lo tocó de cerca y le dio la espalda. Lejos están aquellos momentos en los que solo el equipo se preocupaba por ganar. Ahora los dirigentes del verde luchan por “seguir jugando” y que el club salga a flote. No queda otra que mirar para adelante, y dejar de lamentarse por lo que pudo haber sido y finalmente no fue, “el grande que no fue”. Los títulos ya no están, pero la pasión sigue latente, a flor de piel. En el barrio de Caballito, hay un gigante dormido, llamado Ferro Carril Oeste.
Periodista bahiense. Efemeridólogo. Relato a los equipos de Bahía y a la Selección en @delabahia915. Conduzco #ElDeportivo, de lunes a viernes de 12 a 13 horas. Antes en @labrujula24. Premios ADEPA 2011, 2do Puesto cat. Deporte.
"Si estas en el área y no sabés que hacer con la pelota, métela adentro del arco y después discutiremos las opciones.."Bill Shankly, emblemático entrenador del Liverpool