“¡Mirá, te hice socio del club de mis amores, al que me llevaba el abuelo! ¡Feliz cumple!, ¡Te traje el equipo completo de regalo! Y… ¿aprendiste a hacer jueguito? ¿Le vas a dedicar el triunfo de hoy a mamá? ¡¿Cómo que empataron?! ¡¿Por qué te dejaron en el banco?! ¡¿Querés dejar el entrenamiento?! ¡¿No te gusta más el fútbol?! ¡Socorro: mi hijo no quiere ser campeón!”
Hoy en día, en esta sociedad exitista en la que nos encontramos inmersos, se juega menos, se disfruta menos, y se aprende menos, porque el triunfo, obtenido a cualquier precio , se ha vuelto el único valor sustentable. En el deporte, cuando los padres o entrenadores están movidos por intereses, los tiempos y la evolución natural se aceleran y aparecen las presiones, que caen sobre los más indefensos, los niños. Es necesario, para que los chicos crezcan sanamente y puedan destacarse en las actividades que emprendan, rescatar el verdadero sentido del deporte infantil y juvenil, es decir, que sea para los chicos, padres y entrenadores un lugar de encuentro, de expresión y de crecimiento, donde competir sea un desafío y no un sufrimiento producto de presiones.
Una voz autorizada como Mauro Laspada, futbolista y referente de la historia de Olimpo dice: “a medida que pasan los años, y dejas las categorías infantiles y menores, la carrera de un jugador de fútbol se convierte en un embudo. Porque de quizás de 35 personas, sólo tres llegan a convertirse en profesionales, por eso me parece que ningún padre puede someter a semejante presión a un chico de 15 años con la obligación de consagrarse, debido a que se deben dar varias circunstancias para llegar, que no siempre dependen solamente de la voluntad ni de las condiciones del joven. Por eso me parece una locura este tipo de presiones, porque los chicos necesitan divertirse a esa edad”.
El trabajo en inferiores, es fundamental para el crecimiento de los jóvenes como deportistas, y principalmente como personas, es por esto, que para el defensor, “la necesidad del resultado”, es innecesaria. “Hay veces, que las enseñanzas vitales se dejan de lado, y no es solo la culpa de los formadores. Porque en reiteradas ocasiones a estos los exigen las máximas autoridades del club para que obtengan resultados, y ya el trabajo formativo se deja de lado. Por eso, por el solo hecho de tener que ganar, no hay rotación en los chicos para que jueguen todos. En la sociedad que vivimos, decir que no importa ganar parece absurdo, pero sería necesario. Igualmente, los entrenadores ya no son educadores como antes”.
A Juan Ignacio Pepe Sánchez, además de lo demostrado adentro de un estadio de básquetbol, lo que lo llevó a ser reconocido sin límite de distancias, fue su manera muy particular de asimilar y palpar todo lo cotidiano. Y a pesar de no estar mucho en el país, tiene una opinión fija a cerca de los clubes y la juventud actual: “Es más difícil vivir en los clubes como lo hacíamos nosotros. Los chicos de ahora tienen muchas más actividades. Hay que vaciarlos a los jóvenes, no abrumarlos. Los clubes al igual que el colegio socializan, hacen un trabajo social muy importante, y eso es algo que no se puede perder de ninguna manera. Cuanto más diversificas, se obtiene menos consistencia, y los chicos no se pueden destacar en una actividad en particular porque no le pueden dedicar el tiempo que se necesita para perfeccionarse. El club no tiene la culpa de eso, sino el entorno. Por eso hay que mezclar lo pedagógico con lo atlético, juntar el colegio con el club. Para esto, hay que comenzar a buscar los medios, para tener una estructura apta para que los chicos se puedan desenvolver como merecen. También, de más está decir, el Estado debe hacer lo suyo.” Y con respecto a las presiones del entorno a los niños opina, “El padre que le dice al hijo que ‘tiene que ser como...’, no transmite ciertos valores vitales, y le inculca responsabilidades injustas. Así, el chico vivirá presionado y nunca se superará”.
Por eso, en vez de presionar a los hijos, ¿porqué no educarlos? Seguramente así, seríamos una sociedad mejor. Los chicos necesitan espacio y contención para desenvolverse y destacarse, y justamente en el deporte como en la vida, todo llega a su debido tiempo. Ahora, por el momento, es tiempo de divertirse.
1 comentario:
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